El día menos pensado vuelves a cruzarte con ella.
Te la encuentras, por casualidad.
Como aquellas cosas que no buscas.
Surge de un momento a otro.
No la necesitabas.
O quizás sí.
Pero en una esquina, detrás o debajo de algo.
Sin sentido aparece pese a que tu ya habías rehecho tu vida.
Sin la puta mierda de cosa esa que cierra el pan de molde.
Y ahora ya no puedes deshacer el nudo, tienes que cortarlo con el cuchillo o arrancarlo de un tirón.
Y una vez roto, tienes que comértelo todo porque no se puede cerrar de nuevo y se pondrá duro o verde de moho.
Y no sirve de nada.
Mejor tenerla en el olvido.
Idealizada como el cierre perfecto que sólo duró un día.
Joder, cuanto sentimiento junto y qué grandes verdades. Ni Quevedo lo hubiese plasmado tan bien en estos versos...
ResponderEliminarSon vivencias personales. Que surgen. Que suceden. Que palpitan. Que sofríen. Que rascan. Qué rasca! Voy a cerrar la ventana.
ResponderEliminar